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En los últimos meses hemos tenido algunas muy buenas razones para estar contentos. Entre ellas está el aumento exponencial de la cantidad de trabajo que estamos experimentando.

Este aumento desde mi punto de vista se debe a distintos motivos pero no es la idea de esta nota el profundizar en este tema sino más bien el exponer un tema que genera controversia y más de un enojo en algunas personas: los tiempos de demora.

Con el incremento de trabajo tan fuerte que hemos tenido no damos abasto para cumplir con todos nuestros compromisos. Por este motivo (y porque me gusta brindar el mejor servicio que puedo) es que por lo general tenemos bastante demora para poder ir a ver y realizar nuevos trabajos.

Esta demora (que en este momento -febrero de 2022- supera los 5 meses para realizar nuevos trabajos) en ocasiones puede causar alguna decepción pero mirándolo desde un punto de vista objetivo y siempre poniéndome en los zapatos de nuestros clientes separaría este problema en dos grandes grupos.

El primero sería todas las personas que por una razón u otra necesitan hacer el trabajo rápido o lo antes posible. El segundo sería todas las personas que pueden esperar por el trabajo.

Hay pisos que se mojaron o están muy comprometidos estructuralmente y postergar una intervención sobre estos sólo hará que las cosas vayan a peor. En estos casos claramente no es buena idea demorar las cosas y con mucho pesar les recomendamos a los interesados consultar con otro profesional que les pueda dar una intervención más rápida al problema. También recomendamos esto para trabajos que por su envergadura (reparar unas pocas tablas del piso; pulir y plastificar una habitación) carece de sentido esperar tantos meses.

Hay pisos que si bien tienen problemas estructurales no van a presentar un gran desmejoramiento aunque esperemos un par de meses para trabajarlos. También hay trabajos que por su complejidad y envergadura necesitan una mano experta y experimentada para obtener un trabajo realmente de calidad.

En estos casos (y también en los casos donde las personas no tengan un apuro imperioso) es en el que sin lugar a dudas podemos ayudarlos brindándoles el mejor trabajo que podamos hacer.

Ya sea que nuestro caso sea el uno o el otro lo más importante es tomar una decisión a conciencia; dando la justa relevancia a la premura que tenemos en hacer nuestro trabajo, teniendo en cuenta que «lo rápido es enemigo de lo bueno» pero que en ocasiones la velocidad es indispensable para prevenir males mayores.

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