nota publicada: enero 29, 2014
Ya sea porque tienen un negocio, son trabajadores que prestan un servicio de forma independiente o simplemente porque van todos los domingos a hacer las compras al supermercado saben de la realidad que se está viviendo en la Argentina y de la relación amor-odio del señor billetera y la señora inflación.
Como una empresa dedicada a prestar un servicio y a vender productos siempre tratamos de hacer dos cosas:
1º Brindar el mejor servicio.
2º Tener precios accesibles y mantenerlos lo más posible a lo largo del tiempo.
Pero a veces por más que uno quiera esto último no es posible y menos en una época tan extraña como la que estamos viviendo ahora.
Si encima de la incertidumbre y de que suben nuestros costos (otra vez por la inflación) le sumamos el hecho de que la mayoría de los productos que vendemos y con los que trabajamos se cotizan en dólares o tienen componentes importados no nos queda más opción que subir los precios de nuestros productos a medida que van aumentando y de nuestros servicios para poder brindales un trabajo de calidad.